Por Mariana Abigail Santisteban Vásquez
Estudiante quinto semestre de la Licenciatura en Ciencias Jurídicas y Sociales, Abogado y Notario. Universidad Regional
Depende de cómo veamos las cosas, así actuaremos. Esta frase se aplica a la gran mayoría de aspectos de la vida del ser humano. Nuestro actuar depende de la apreciación que tenemos de las cosas que nos rodean, incluida la política. En el ámbito político, algunas personas han luchado por llegar a un puesto de interés con fines personales, lo cual ha llevado a que la percepción que se tiene de la política y de los gobernantes no sea favorable.
No obstante, en la gestión comunitaria todo cambia. Dentro de las comunidades indígenas, los puestos de servidor público son vistos como oportunidades para ayudar a la población. Las autoridades indígenas ven sus puestos como una manera de promover el desarrollo de su gente. A través de su actuar, buscan mejorar las condiciones de un pueblo entero. Este modelo de organización no requiere de una jerarquización, ya que la toma de decisiones es colectiva y los representantes son conocidos por ser transparentes y justos. La población confía en sus autoridades porque las personas que ocupan estos puestos representan sus ideales, escuchan al pueblo y actúan de forma que beneficie a todos en general y no solo a un pequeño grupo. Su título va más allá de un nombramiento, implica un respeto solemne que se les otorga por el trabajo que realiza.
Este modelo debe ser observado y estudiado desde el punto de vista político, jurídico y sociológico. Podrían aplicarse aspectos clave del mismo y reproducirlos a mayor escala a nivel nacional dentro de las diversas instituciones estatales. Por ejemplo, los puestos administrativos dentro de los municipios y departamentos podrían formar parte de un servicio social a favor de Guatemala. Esto requerirá un ajuste social dentro del país y también un ajuste ideológico de la percepción que se tiene de la política. Además, implicaría un ajuste en las normativas que contemplan los beneficios de estos puestos. Pero significaría un cambio en el ambiente nacional, un cambio que valdría la pena contemplar como opción de desarrollo.
El sentido de responsabilidad que une a aquellos que adquieren cargos con su sociedad los motiva a ser entes activos en su entorno social. Las personas que conforman la comunidad también contribuyen al desarrollo de su sociedad al prestar servicio comunitario, sin esperar un reconocimiento a cambio. Se les enseña desde jóvenes que su red de apoyo es la comunidad, pero el motor de esa comunidad es cada persona.
Los pueblos que aún mantienen formas de organización ancestrales nos muestran que hay aspectos de nuestros antepasados que vale la pena explorar y aplicar en la actualidad, lo cual ayudaría al desarrollo y estabilidad de la sociedad guatemalteca. No solo desde los puestos de servidores públicos sino también desde nuestro papel como ciudadanos guatemaltecos. Analizar qué podemos hacer por el desarrollo de nuestra sociedad desde la participación ciudadana voluntaria.
La solidaridad y el compromiso que manifiestan los servidores públicos y los miembros de las comunidades nos muestran un modelo diferente al que estamos acostumbrados, pero que podría ayudarnos a cambiar nuestro entorno y unirnos con nuestra comunidad. Esto nos haría más conscientes de nuestra sociedad y nos motivaría a actuar en busca del desarrollo. Por ello sería de provecho el considerar el modelo de gestión comunitaria como una opción de desarrollo en el ámbito político y social del país.