El modelo educativo en Guatemala, está organizado para ofrecer una formación elemental sobre lectura, escritura y aritmética. Esta instrucción básica que se hace en los primeros cuatro años de la escuela primaria, es acorde con el capitalismo finquero imperante en el país. En este sentido, lo que el Estado y los finqueros están buscando, es conservar la condición de servidumbre sobre los indígenas y otros grupos populares. Al mantener a la mayor parte de la población como sirvientes, lo que se está haciendo es estabilizar una forma de control a través de la pobreza, la violencia y el racismo.
Algunos analistas y organizaciones interesadas en mejorar el sistema, abogan por una educación que avance en la formación de ciudadanos, personas que tengan la capacidad de insertarse exitosamente en el mundo del trabajo. En este caso, se considera que el desarrollo capitalista neoliberal es la forma de sacar a la gente de la situación de pobreza e ignorancia en la que se encuentra, para hacerlos individuos o sujetos autónomos. Obviamente cualquier sistema educativo posee bastante complejidad. Por ejemplo, en los últimos años, en Guatemala, se ha trabajado mucho alrededor de la reforma educativa, la educación bilingüe o la participación de las comunidades en los procesos educativos. No obstante, se puede ver que cualquier acción, en este nivel, surge y se mantiene sobre una centralidad colonial.
Desde una perspectiva de descolonización, el modelo educativo de Guatemala tendría que ser desmantelado, debido a que, como lo afirma Paulo Freire, la pedagogía del colonizador jamás buscará liberar la vida del colonizado. Entonces ¿qué hacer para que la escuela pública se transforme o para que deje de existir en función del capitalismo finquero? Como la descolonización o la conformación de un proyecto cultural liberador también es un proceso, parece importante indicar tres grandes acciones que podrían viabilizar la transformación del sistema educativo. El primero es que los movimientos indígenas y sociales, desde sus intelectuales orgánicos y sus militantes, asuman la transformación de la educación pública como un asunto tan urgente de resolver como lo es el extractivismo neoliberal. El colonialismo se reproduce, en parte, porque las elites mantienen bajo su control férreo todo el sistema educativo, desde la escuela preprimaria hasta la universidad. La disputa de ese control se puede iniciar desde la acción de los liderazgos sociales y políticos indígenas y populares establecidos.
Un segundo proceso importante es la descolonización del magisterio. Debido a la forma del sistema educativo, la mayoría de los maestros han sido inducidos para seguir la pedagogía, didáctica e ideologías dominantes sobre desarrollo. Los docentes, obviamente, son los intermediarios entre las políticas coloniales gubernamentales y los sujetos que son moldeados. Es importante, cuestionar el colonialismo en este nivel, en principio, estableciendo alianzas fuertes con este sector de trabajadores. Finalmente, los movimientos indígenas, en su vinculación con las comunidades deben priorizar las acciones por una educación descolonizadora. Se debe tener presente que la fuerza de cualquier acción subalterna en Guatemala, está inserta en la historia de las comunidades. Así, una educación descolonizadora y que aboga por la pluralidad de naciones, tiene que tener en cuenta las luchas por la autonomía, las acciones contra el patriarcado y el valor de los conocimientos indígenas. La educación descolonizadora surge como un proyecto cultural y político que gira en torno a lo comunal y la pluralidad de las formas de vida.